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La Iglesia Adventista del Séptimo Día Shalom Aguascalientes, cree acerca de el gran conflicto, la obra de Cristo a nuestro favor y la experiencia de la salvación lo siguente:

 

8 El gran conflicto, Toda la humanidad está involucrada en un gran conflicto entre Cristo y Satanás, en cuanto al carácter de Dios, su Ley y su soberanía sobre el Universo. Ese conflicto se originó en el Cielo, cuando un ser creado, dotado de libertad de elección, por exaltación propia se convirtió en Satanás, el adversario de Dios, y guió a la rebelión a una parte de los ángeles. Él introdujo el espíritu de rebelión en este mundo cunado indujo a Adán y Eva a pecar. El pecado de la humanidad distorsionó la imagen de Dios en el ser humano, el desorden en el mundo creado y su eventual devastación en el momento del diluvio mundial. Observado por toda la Creación, este mundo se convirtió en el escenario del conflicto universal, del cual será finalmente reivindicado el Dios de amor. Para asistir a su pueblo en esta controversia, Cristo envía su Santo Espíritu y ángeles leales para guiar, proteger, y sostenerlos en el camino de la Salvación.

Apocalipsis 12:4-9; Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:12-18; Génesis 3; Romanos 1:19-32;Romanos 5:19-21; Romanos 8:19-22; Génesis 6-8; 2 Pedro 3:6; 1 Corintios 4:9; Hebreos 1:14.

 

9 Vida, muerte y resurrección de Cristo, En la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, en su sufrimiento, muerte y resurrección, Dios proveyó el único medio de expiación del pecado humano, de modo que los que aceptan por fe esa expiación, puedan tener vida eterna, y toda la Creación comprenda mejor el infinito y santo amor del Creador. Esta perfecta expiación vindica la justicia de la ley de Dios y la gracia de su carácter; ya que a la misma vez, condena nuestros pecados, y hace provisión para nuestro perdón. La muerte de Cristo es sustitutoria y expiatoria, reconciliando y transformando. La resurrección de Cristo proclama el triunfo de Dios sobre las fuerzas del mal, y para aquellos que aceptan la expiación les asegura la victoria final sobre el pecado y la muerte. Declara el señorío de Jesucristo, ante quien se doblará toda rodilla en el cielo y en la Tierra.

Juan 3:16; Isaías 53; 1 Pedro 2:21-22; 1 Corintios 15:3-4, 20-22; 2 Corintios 5:14-15, 19-21; Romanos 1:4; Romanos 3:25; Romanos 4:25; Romanos 8:3-4; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10;Colosenses 2:15; Filipenses 2:6-11.

 

10 La experiencia de la salvación, En infinito amor y misericordia, Dios permitió que Cristo, quien no conoció pecado, se convirtiese en pecado por nosotros, para que en Él fuésemos hechos justicia de Dios. Guiados por el Espíritu Santo sentimos nuestra necesidad, reconocemos nuestra pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones y ejercemos fe en Jesús como Señor y Cristo, como Sustituto y Ejemplo. Esta fe que recibe la salvación, viene a través del poder de la Palabra y es el don de la gracia de Dios. Por medio de Cristo somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios y libertados del dominio del pecado. Por medio del Espíritu, nacemos de nuevo y somos justificados.; el Espíritu renueva nuestra mente, escribe la ley de amor de Dios en nuestro corazón y se nos da el poder de vivir una vida santa. Permaneciendo en Él, llegamos a ser participantes de la naturaleza divina y tenemos la seguridad de la salvación, ahora y en el Juicio.

2 Corintios 5:17-21; Juan 3:16; Gálatas 1:4; Gálatas 4:4-7; Tito 3:3-7; Juan 16:8; Gálatas 3:13-14; 1 Pedro 2:21-22; Romanos 10:17; Lucas 17:5; Marcos 9:23-24; Efesios 2:5-10;Romanos 3:21-26; Colosenses 1:13-14; Romanos 8:14-17; Gálatas 3:26; Juan 3:3-8; 1 Pedro 1:23; Romanos 12:2; Hebreos 8:7-12; Ezequiel 36:25-27; 2 Pedro 1:3-4; Romanos 8:1-4; Romanos 5:6-10.

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